Friday, September 25, 2009

En un cerrar de ojos

En esos momentos, nuestro héroe observaba a aquella mística fémina que se apoderaba de sus pensamientos. A pesar de la hora que marcaban los relojes, la sutil influencia del sereno neutralizaba el calor que solía hacer acto de presencia en esas noches de verano. Por ende, era una noche ideal para que la pareja enfrentara una solitaria batalla contra las fuerzas del desenfreno y la pasión; una batalla sin testigo alguno, excepto la siempre-vigilante luna que se encontraba reposando en la cúspide del cénit.

A pesar de encontrarse en la situación que tanto anhelaba, él se encontraba agitado, bajo el asecho de las más primitivas fuerzas de la naturaleza. ¿Acaso era posible que esa mujer, que su sueño oculto y prohibido, se encontrara a insignificantes pulgadas de su cuerpo? Sin embargo, sus dudas no concordaban con las señales que su cerebro procesaba: El olfato le decía que aquel exquisito aroma de fresas se encontraba muy cerca—aquel aroma que le había atraído a la bella doncella en primer lugar. El tacto podía sentir una textura lisa, pero suave, como aquellas manos que una vez había alcanzado acariciar a base de subrepción, casualidad y circunstancia. Sin embargo, el más deleitante de los estímulos que percibía era la vista: Ver a la causa de sus bajos instintos entre sus brazos y observándole con delirio carnal en la mirada.

La tenue brisa balanceaba el cabello ocre de la joven mujer, escondiendo su rostro en sombras tanto inocentes como románticas, invitando al enamorado a acercarse más y más. El cálido brillo de una lámpara de sodio iluminaba su piel de marfil hasta que adquirió un color de durazno—y para nuestro aspirante a amante, su piel se veía tan deliciosa y apetecible como si fuera hecha de la mismísima fruta. Sus ojos negros, oscuros cómo las noches de invierno, tenían un brillo que él siempre había rogado ver, una reflexión vidriosa que surgía del mutuo amor del cual siempre había soñado. Atrapado por esos ojos, él se veía incapaz de evitar el inevitable acercamiento entre sus labios—aunque no es como si él deseara evitar algo que había deseado por lo que parecía una eternidad.

Poco a poco, la marcha del deseo los fue conectando más y más—lentamente, sí, pero también definitivamente. Él sentía como el olor de esa bendita mujer se intensificaba como los milímetros que los separaban cedían su existencia al llamar de la noche. Sus manos comenzaban a emigrar debajo de la sinuosa cintura, con rumbo a regiones más redondas y acolchonadas debajo de las caderas. Este alarmante recorrido recibió respuesta, ya que ella gradualmente empujó las cumbres de sus pequeños, pero firmes senos hasta que quedaron plasmadas contra su musculatura.

Ya poseídos por los trucos de Eros, la joven se encontraba frente a frente con su admirador secreto. Dentro de él, la tensión existente suplicaba que la corta distancia entre su boca y los rubíes de escarlata que ella tenía por labios dejara de existir. Él estaba a punto de estallar en éxtasis—tanto tiempo deseándola, los años deseándola a escondidas, las frecuentes desilusiones que tuvo que enfrentar otra y otra vez, en fin—en fin, la interminable espera se encontraba a meras fracciones de segundo de terminar. El podía sentir el respirar de ella en sus propios labios, y estaba listo para besarle como si fuera la única oportunidad que tendría en la vida, entregándole cuerpo y alma...

En ese entonces, una súbita y desagradable voz destruyó sus anhelos:
—"Van a ser $4.32 en la segunda ventana..."

El joven soñador entonces regresó a la realidad: se había quedado esperando tanto tiempo esperando que le atendieran en el drive-thru que perdió toda noción de espacio y tiempo. Aquel abrazo nunca existió, el olor que percibía venía de la malteada que había ordenado, y sus manos estaban a punto de destruir a un pobre durazno que andaba rodando en el asiento del pasajero. La espera tendría que continuar... pero el sueño, el deseo, no terminaría ahí...

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1 comment:

Nieves M said...

Creo que este post debería de estar bajo la categoría de huracanes :P
Me has sorprendido bastante, creo que mejor deberías de dejar los códigos y dedicarte a escribir por completo... Muy buenas las descripciones tan detalladas, el flujo de la historia, el final!...me huele a novela. :)